domingo, 7 de julio de 2013

Espirales de humo



Fotos: Johan Ramos
El tiempo gira en espirales que completan ciclos, pero tambiĆ©n superan con su caudaloso presente vivencial a lo ya visto, al recuerdo corporal de una estaciĆ³n que se repite con sus rituales pero salta en calidad. El latido de la tierra resonĆ³ en un nuevo aƱo: el golpe en el cuero repercutiĆ³ la madera e hizo vibrar el entorno de rieles que anunciaban la llegada de un invierno sin maquinista. El fuego crujiente de hierbas secas que expresaban deseos y buenos augurios mutĆ³ en el humo que comenzĆ³ a ascender al helado cielo estrellado.

Y como un gesto de arrojo que nadie podĆ­a prever, volviĆ³ Arrojas PoesĆ­a al Sur. El ciclo autogestivo que habĆ­a apagado temporalmente sus fueguitos en la Ćŗltima primavera, regresĆ³ de las cenizas a El Malevaje de La Boca, tal como el invierno pasado. A pesar del frĆ­o Ć³seo, las lentejas y el vino ahumaron el ambiente que palpitaba el inicio del encuentro.

Luego del chico, piano y repique de la cuerda de tambores Ɓfrica Ruge, a cargo del maestro Juan Candamia, los sonidos del continente leonino perfilaron los oĆ­dos como una brĆŗjula hacia el escenario de luces tenues, donde Zulma Ducca y Laura Boscariol arriesgaron notas y melodĆ­as magnĆ©ticas.  

Marta Sacco, organizadora del ciclo junto a Ducca, presentĆ³ el encuentro y a continuaciĆ³n tuvo comienzo la mesa de poetas anfitriones, con la participaciĆ³n de Carlos Moretti, del Frente de Artistas del Borda (que junto a los talleres de escritura de los hospitales de Barracas y la editorial EloĆ­sa Cartonera ya forman parte del elenco estable del ciclo), que leyĆ³ poemas de internos y reivindicĆ³ los talleres protegidos recientemente truncados por el gobierno porteƱo; WĆ”lter Hidalgo, joven poeta ganador del Premio Sudaca Border 2013 de EloĆ­sa Cartonera, que le editarĆ” su libro Soy un villero, del cual leyĆ³ pinceladas de impresiones callejeras; y MariĆ”ngeles Taroni, residente del Valle de Punilla en CĆ³rdoba, que contĆ³ las peripecias de vivir en un rancho en la montaƱa, en diĆ”logo permanente con la naturaleza, sus alimaƱas, sabores y ruidos. A continuaciĆ³n, Ducca y Boscariol entonaron “Que sea el rĆ­o”, con letra de Taroni.

MĆ”s tarde, la poeta y traductora Amalia Sato dio inicio al capĆ­tulo oriental con la presentaciĆ³n del teatro japonĆ©s de lĆ”minas conocido como kamishibai. La directora de la revista Tokonoma leyĆ³ un texto de DamiĆ”n Blas Vives que relata un mito japonĆ©s en el que aparece la diosa del Sol, Amaterasu, mientras NicolĆ”s Prior presentaba las ilustraciones de su autorĆ­a, descorriendo una y otra lĆ”mina en simultĆ”neo a la historia. Luego Sato leyĆ³ un par de poemas mĆ”s que dieron pie al siguiente segmento. Pero todavĆ­a faltaba un avistaje hacia (Asia) el horizonte del levante, que abrazara al sol en un nuevo ritual.




En la mesa de poetas invitados desde otros puntos cardinales primĆ³ el cercano Oriente. La poeta montevideana Ana Lafferranderie rescatĆ³ el eco de los tambores de los rescoldos que quedaban junto a la vĆ­a, allĆ” afuera, como viejas voces del Uruguay mĆ”s africano. Y en esa lectura, la humareda se espiralaba y entrelazaba un poco mĆ”s. "Se puede estar en la memoria, ser antiguo. Reconocer las palabras en su curso. Y todo lo que vino serĆ” una saga, cada cosa el giro de un ovillo. Esta voz que desborda volverĆ” a otros para hablar de sĆ­".

Luego llegĆ³ el turno de la maestra de poetas MarĆ­a del Carmen Colombo, nacida y criada en La Boca, que leyĆ³ tres poemas de la tercera ediciĆ³n de su libro La familia china, en contrapunto con Ducca y Boscariol, que musicalizaron tres de sus textos. "Son chinas las tres chicas, pintadas por el fino pincel de un copista oriental. Ojos como rendijas miran la escena de la madre, lavando el kimono en el piletĆ³n del patio. Las miradas finitas rayan las ojeras de la madre, imitaciĆ³n de la sombra de un Ć”rbool exĆ³tico. Le dibujan persianas cerradas para protegerla de un sol de siesta, insoportable". Desde el Malevaje, terreno de compadritos de arrabal que oficia de lĆ­mite con el Barrio Chino de La Boca, brotaron como humo (como cĆ”lido vapor de la boca) voces e ideogramas en lunfardo que abrigaron a los presentes.

Entre ellos, el artista plĆ”stico Alfredo Portillos, que vive en el barrio boquense, y que, tal como dijo Sacco, "acompaĆ±Ć³ el fueguito que primero calentĆ³ parches y despuĆ©s transformĆ³ en cenizas lo no querido y, en el mismo acto, iluminĆ³ los deseos de los participantes de este ritual urbano, Inti Raymi porteƱo en las vĆ­as de Garibaldi, a metros de Caminito".
El bloque final estuvo a cargo de la mĆŗsica y compositora salteƱa Sandra Aguirre, nominada a los Premios Gardel 2013 por su disco Flores como mejor Ć”lbum de folclore alternativo. Emponchada del rojo y negro tradicional de su provincia, la comadre de Sara Mamani –quien tambiĆ©n estuvo presente– representĆ³ al norte arrojando su voz al sur, acompaƱada de guitarra, pezuƱas y la Rosa de los Vientos, para dar fin al encuentro con las Ćŗltimas chispas y tizones de calor.

El micrĆ³fono abierto apenas dio espacio para la mĆŗsica de Julieta Cal. Pero el frĆ­o y la noche profunda obligaron al grueso de los presentes a enfundarse para una retirada satisfecha, bordeando las vĆ­as de un ocasional Expreso de Oriente. Arrojas PoesĆ­a al Sur bajĆ³ la persiana para hibernar con la despensa llena de material sensible para alimentar cuerpo y alma. El espiral completĆ³ una nueva vuelta para seguir su rumbo nuboso de deseo ascendente. Lo demĆ”s es ceniza siempre dispuesta a renacer.